“Bendecir y ensalzar la mano misericordiosa de la Virgen María, que me libró de los peligros del mundo”. San Gabriel de la Dolorosa.
domingo, 29 de agosto de 2010
San Agustin de Hipona, Doctor de la Iglesia.
El pasado Sábado 28 de Agosto se celebró la solemnidad de San agustín, les dejamos una pequeña biografía de este importante personaje de la Iglesia Universal
Nació el 13 de noviembre del 354 en Tagaste, al norte de Africa. El padre de Agustín. Patricio, era un pagano de temperamento violento; pero, gracias al ejemplo de Mónica, su esposa, se bautizó poco antes de morir.
Aunque Agustín ingresó en el catecumenado desde la infancia, no recibió el bautismo, de acuerdo con las costumbres de la época. En su juventud se dejó arrastrar por los malos ejemplos y, hasta los 32 años, llevó una vida licenciosa, aferrado a la herejía maniquea. de ello habla en sus "Confesiones", que comprenden la descripción de su conversión y la muerte de Mónica, su madre. Dicha obra fue escrita para mostrar la misericordia de Dios hacia un gran pecador, que por esta gracia, llegó a ser también, y en mayor medida, un gran santo. Mónica había enseñado a orar a su hijo desde niño, y le había instruido en la fe, de modo que el mismo Agustín que cayó gravemente enfermo, pidió que le fuese conferido el bautismo y Mónica hizo todos los preparativos para que los recibiera; pero la salud del joven mejoró y el bautismo fue diferido. El santo condenó más tarde, con mucha razón, la costumbre de diferir el bautismo por miedo de pecar después de haberlo recibido.
A raíz del saqueo de Roma por Alarico, el año 410, los paganos renovaron sus ataques contra el cristianismo, atribuyéndole todas las calamidades del Imperio. Para responder a esos ataques, San Agustín escribió su gran obra "La Ciudad de Dios". Esta obra, es después de "Las Confesiones", la obra más conocida del santo. Ella es no sólo una respuesta a los paganos, sino trata toda una filosofía de la historia providencial del mundo. Luego de "Las Confesiones" escribió también "Las Retractaciones", donde expuso con la misma sinceridad los errores que había cometido en sus juicios.
Murió el 28 de agosto de 430, a los 72 años de edad, de los cuales había pasado casi 40 consagrado al servicio de Dios.
martes, 24 de agosto de 2010
María, reina
"...Haz saber a aquellos que la ofenden, que Ella es la Reina del Cielo y que sobre Su Cabeza, Yo, el Señor, he colocado una corona, una corona de doce estrellas..."
El pasado Domingo 22 de Agosto se celebró la festividad de María Reina, exactamente 8 días después de la Asunción.
Estas son las palabras que dirigió el Santo Padre Benedicto XVI, en el rezo del Angelus.
"Queridos hermanos y hermanas:
Ocho días después de la solemnidad de la Asunción al Cielo, la liturgia nos invita a venerar a la bienaventurada Virgen María con el título de "Reina". Contemplamos a la Madre de Cristo coronada por su Hijo, es decir, asociada a su realeza universal, tal y como la representan muchos mosaicos y pinturas. Esta memoria también cae este año en domingo, alcanzando una luz mayor gracias a la Palabra de Dios y la celebración de la Pascua semanal. En particular, el icono de la Virgen María Reina encuentra una confirmación significativa en el Evangelio del día, donde Jesús afirma: "Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos" (Lucas 13, 30). Se trata de una típica expresión de Cristo, referida varias veces por los Evangelios, con fórmulas parecidas, pues evidentemente refleja un tema muy sentido por su predicación profética. La Virgen es el ejemplo perfecto de esta verdad evangélica, es decir, que Dios humilla a los soberbios y poderosos de este mundo y eleva a los humildes (Cf. Lucas 1, 52).
¡La pequeña y sencilla muchacha de Nazaret se ha convertido en la Reina del mundo! Esta es una de las maravillas reveladas por el corazón de Dios. Naturalmente la realeza de María depende totalmente de la de Cristo: Él es el Señor, a quien, después de la humillación de la muerte en la cruz, el Padre ha exaltado por encima de toda criatura en los cielos, en la tierra y bajo la tierra (Cf. Filipenses 2, 9-11). Por un designio de la gracia, la Madre Inmaculada ha quedado plenamente asociada al misterio del Hijo: a su Encarnación; a su vida terrena, primero escondida en Nazaret y después manifestada en el ministerio mesiánico; a su Pasión y Muerte; y por último a la gloria de la Resurrección y Ascensión al Cielo. La Madre compartió con el Hijo no sólo los aspectos humanos de este ministerio, sino también, por obra del Espíritu Santo en ella, su intención profunda, su voluntad divina, de manera que toda su existencia, pobre y humilde, fue elevada, transformada, glorificada, pasando a través de la "puerta estrecha" que es el mismo Jesús (Cf. Lucas 13, 24). Sí, María es la primera que atravesó el "camino" abierto por Cristo para entrar en el Reino de Dios, un camino accesible para los humildes, para quienes confían en la Palabra de Dios y se comprometen para llevarla a la práctica.
En la historia de las ciudades y de los pueblos evangelizados por el mensaje cristiano, se dan innumerables testimonios de veneración pública, en algunos casos incluso institucional de la realeza de la Virgen María. Pero hoy queremos sobre todo renovar, como hijos de la Iglesia, nuestra devoción a quien Jesús nos dejó como Madre y Reina. Encomendamos a su intercesión la oración diaria por la paz, especialmente allí donde más golpea la absurda lógica de la violencia para que todos los hombres se persuadan de que en este mundo debemos ayudarnos los unos a los otros como hermanos para construir la civilización del amor Maria, Regina pacis, ora pro nobis!"
Benedicto XVI.
22 de Agosto del 2010.
Angelus.
Ciudad del Vaticano.
Fuente: http://www.zenit.org/
viernes, 6 de agosto de 2010
La Transfiguración
El 06 de Agosto se celebra La Transfiguración del Señor, esta hermosa escena nos viene a presentar un adelanto de la Gloria del cielo y manifestándonos en la voz del mismo Padre la potestad de su Hijo diciendo:"Este es mi Hijo, el escogido, escuchadle".
Cristo eligiendo a tres de sus discipulos y sabiendo que aún no entendían los misterios que irían a ocurrir, los lleva a lo alto del monte presentandose Dios tal cual es, o sea, la Santisima Trinidad en persona (1)"el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espiritu Santo en la nube luminosa".
Ante tal maravilla Pedro no puede decir nada más que (2)"Señor, qué bien estaría quedarnos aquí". Y si que sería bueno quedarse allí contemplando a ese Dios que parece ser viejo, pero qué a cada segundo se vuelve más nuevo, presentándonos y demostrándonos como muchas veces lo hemos comprobado nosotros mismos, que toda vanidad es pasajera y no tiene método de comparación con él.
En este mundo que cada vez se aparta más y más del camino, la verdad y la vida, sería bueno poder hacer un alto y contemplar esta escena en nuestro interior, donde puede, debe y tiene que habitar el Señor.
(1) Santo Tomás de Aquino.
(2)San Lucas 9, 28-36.
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